Entre pillos anda el juego

Como todos sabéis, hace unos días falleció el actor José Luis López Vázquez. De todas las películas que hizo, más de 200, yo confieso que a mí las buenas, o, mejor dicho, aquellas que los críticos dicen que son buenas (tipo "La Cabina" o "Mi querida señorita"), son las que menos me gustan. En ellas apenas reconozco a López Vázquez, tan contenido, tan seriote. A mí las que me van son las otras, las de risa, "El turismo es un gran invento", "Atraco a las tres", "Plácido", "La familia", etc., donde encontramos al López Vázquez divertido, al de los grandes aspavientos y la voz estridente.


Ojala el mundo en el que vivimos se pareciera al de esas pelis de López Vázquez, Tony Leblanc y compañía, donde incluso los atracadores y los timadores inspiran cariño y ternura, donde de cualquier tragedia se hace chiste,donde las peleas se reducen a cogerse de las solapas o a algún inocente sopapo. Según está el patio actualmente, los malos de esas pelis harían ahora papeles de buenazos. Vamos, que entra el Tony Leblanc más pícaro a currar de ordenanza en un instituto de secundaria y al segundo día está pidiendo la baja por depresión.

Iba a poner alguna escena de una peli en la que López Vázquez es una gracioso caradura que tiene varias novias a las que saca el dinero y a las, para evitar confundirse de nombre, llama siempre "pichurri", pero no recuerdo su nombre (Wy, ayúdame), así que pongo este otro vídeo de otra gran película, "Atraco a las tres".

La primera escena ya es magnífica, los atracadores repartiéndose el botín antes del llevar a cabo atraco. "Antes de dar un atraco hay que saber lo que necesita cada uno. Así se hacen las cuentas y luego cuadra". Eso se parece mucho a lo que hacen ahora algunos políticos con sus socios antes de adjudicar una obra...

De esta peli es otra famosa escena donde López Vázquez suelta una frase que ha quedado para la posteridad: «Fernando Galindo, ¡un admirador, un amigo, un esclavo, un sieeeervo!».

Y otro que pasará a la posteridad, pero como uno de los tíos más caraduras de este país, y mira que es difícil con el nivelazo que tenemos, es Félix Millet, el que fuera presidente del Palau de la Música y ahora está en la cárcel por habérserlo llevado calentito. Os cuento su último 'presunto' chanchullo, resulta que el bodorrio de su hija costó 80.000 pavos y, como mandan los cánones del buen chorizo, lo pagamos entre todos, porque Millet pasó las facturas al Liceo. Pues lo mejor es que se lo calló para así sacarle a sus consuegros su parte del convite, es decir, 40.000 pavos. No me quiero imaginar como serán este año las cenas familiares en la casa de los Millet. Espero que tengan la inteligencia de esconder la vajilla cara y poner cuchillos de plástico.