¿Os acordáis de la historia de los hámsters de Lucía que os contaba el otro día? En ella decía que tenía claro lo que no iba a volver a hacer, comprar otro hámster enano porque era evidente que eran muy flojos y que sería tirar el dinero. Pues bien, en otra muestra más de coherencia de éste que os escribe, he hecho justo eso, he comprado otro hámster igual. Más madera. Y no sólo eso, en una huida hacia adelante hemos rematado la operación financiera comprando además un accesorio para la jaula, un tubo de esos para que el bicho pueda estirar las patas. Estirar las patas en el sentido de dar un paseo, joer, que no me refiero a que haya acoplado un ataúd a la jaula para encima facilitarle el tránsito al otro barrio, agoreros.
Tengo que decir que el nuevo hámster, el segundo día de estar con nosotros, tuvo un momento crítico, se quedó parado en medio del tubo durante un montón de horas. Yo daba golpecitos en el tubo y nada, que no se movía. Llegue a pensar que se había quedado atascado, que estaba en las últimas y que se avecinaba otro drama con la peque. Pero por la mañana, cuando nada más levantarme bajé a echarle un vistazo, vi que había salido del tubo y que esta comiendo tan pancho. ¡Qué alivio!
El caso es que han pasado dos semanas y el animalico está perfectamente. Esperemos que siga así. Yo creo que esta vez va a ser la buena, porque se le ve en plena forma y además tenemos a nuestro favor varios factores.
Primero, que el animal que elegimos era el más grande de todos los de la tienda. Nada de romanticismos, esta vez los pequeñajos se los dejamos a otros pardillos. El que elegimos está fuertote. Incluso yo diría que tirando a obeso. De hecho es bastante más lento en sus movimientos que sus predecesores...Ummm...estoy pensando que a ver si nos hemos pasado y al estar más fondón de la cuenta corremos el riesgo de que se nos muera de un infartazo. Miraré a ver si venden mini-desfibriladores para hámster, por si acaso.
Segundo punto a nuestro favor, hemos cambiado el nombre maldito de Maggie por el de su hermana mayor en Los Simpsons, Lisa, a ver si nos trae más suerte. Aunque realmente no sabemos si es macho o hembra, se nos olvidó preguntárselo a la dependienta de la tienda de animales y yo ni sé -ni quiero- distinguir un hámster macho de uno hembra. Yo os confieso que, como creo que es macho, en vez de Lisa le llamo Arteche, ya sabéis aquel central del Atleti fuertote y bigotón del que os hablaba el otro día. Se parecen un huevo.
Y, por último, y quizá lo más importante para que el animalito esté viviendo más, que a éste le estamos mimando mucho más. Por cariño que no sea. Le cambio el agua todos los días, le doy trocitos de fruta, le he comprado un algodón especial para que se haga su camita, le dejo que me mordisquee el dedo. Vamos, que me ha faltado llevarle el Marca y ponerle el Canal Plus y un grifo de cerveza. Ná, como para morirse, si vive mejor que yo el jodío, no se va a ver en otra mejor.
Tengo que decir que el nuevo hámster, el segundo día de estar con nosotros, tuvo un momento crítico, se quedó parado en medio del tubo durante un montón de horas. Yo daba golpecitos en el tubo y nada, que no se movía. Llegue a pensar que se había quedado atascado, que estaba en las últimas y que se avecinaba otro drama con la peque. Pero por la mañana, cuando nada más levantarme bajé a echarle un vistazo, vi que había salido del tubo y que esta comiendo tan pancho. ¡Qué alivio!
El caso es que han pasado dos semanas y el animalico está perfectamente. Esperemos que siga así. Yo creo que esta vez va a ser la buena, porque se le ve en plena forma y además tenemos a nuestro favor varios factores.
Primero, que el animal que elegimos era el más grande de todos los de la tienda. Nada de romanticismos, esta vez los pequeñajos se los dejamos a otros pardillos. El que elegimos está fuertote. Incluso yo diría que tirando a obeso. De hecho es bastante más lento en sus movimientos que sus predecesores...Ummm...estoy pensando que a ver si nos hemos pasado y al estar más fondón de la cuenta corremos el riesgo de que se nos muera de un infartazo. Miraré a ver si venden mini-desfibriladores para hámster, por si acaso.
Segundo punto a nuestro favor, hemos cambiado el nombre maldito de Maggie por el de su hermana mayor en Los Simpsons, Lisa, a ver si nos trae más suerte. Aunque realmente no sabemos si es macho o hembra, se nos olvidó preguntárselo a la dependienta de la tienda de animales y yo ni sé -ni quiero- distinguir un hámster macho de uno hembra. Yo os confieso que, como creo que es macho, en vez de Lisa le llamo Arteche, ya sabéis aquel central del Atleti fuertote y bigotón del que os hablaba el otro día. Se parecen un huevo.
Y, por último, y quizá lo más importante para que el animalito esté viviendo más, que a éste le estamos mimando mucho más. Por cariño que no sea. Le cambio el agua todos los días, le doy trocitos de fruta, le he comprado un algodón especial para que se haga su camita, le dejo que me mordisquee el dedo. Vamos, que me ha faltado llevarle el Marca y ponerle el Canal Plus y un grifo de cerveza. Ná, como para morirse, si vive mejor que yo el jodío, no se va a ver en otra mejor.
Seguiremos informando.