Me parto. Cuando hice el blog puse un contador para saber cuanta gente visitaba mi página. Ya ves, curiosidad egocéntrica, supongo, quería saber si además de mi hermano y de un par de fieles amigos alguien más leía las tonterías que iba escribiendo. El contador es ese pequeño rectángulo gris situado en la parte izquierda de la página -justo debajo de la lista de vínculos- que tiene dos cifras, la de abajo son las visitas totales (marca algo más de 32000 en este momento) y la de arriba las visitas del día en curso. Y normalmente veo que el blog es leído por, 20, 30, 40 personas, y, los días que más, generalmente los viernes, por unas 70-80 personas. Cifras que, desde un punto de vista cualitativo no son para tirar cohetes, estamos de acuerdo, pero, cuidado, desde un punto de vista cualitativo la cosa cambia, porque son todos lectores y lectoras de categoría, lo mejor de cada casa, gente limpia, educada, trabajadora y, en algunos casos, hasta del Atleti. Bueno, a lo que voy, resulta que llevo unos días observando extrañado que el contador llega a las 3 cifras y que en los dos últimos días han entrado al blog ¡400 personas! ¿La gente se ha vuelto majara o qué?
Pues la explicación es sencilla, resulta que en su día escribí un artículo sobre Gadafi, a cuenta de los actos que montó el líder libio con motivo de su 40 aniversario en el poder, y se ve que ahora, como es un tema de rabiosa actualidad (que expresión tan repelente, por cierto) cuando la gente se mete el google y busca algo sobre Libia y Gadafi en la lista de páginas que ofrece el buscador debe aparecer mi blog en los primeros lugares. Que digo yo que también es mala suerte que alguien esperando encontrar información sobre Libia de algún prestigioso analista de política internacional vaya a toparse con mis reflexiones de todo a cien. Menos mal que, dentro de lo que cabe, ese día creo que no estuve especialmente zoquete y me salió un articulito decente. Lo podéis leer pinchando aquí.
Y ya que estamos con el tema de Gadafi añado un par de fotos para olvidadizos. La de Zapatero es de hace tan sólo unos meses y se produjo en el marco de una cumbre entre la Unión Europea y África. Los ojitos de nuestro presidente al líder libio lo dicen todo. Tan solo unos meses antes ya había ido nuestro presidente de visita oficial a Libia, igual que el Rey Juan Carlos, que acudió en el 2009. Y la de Aznar es del 2003, cuando el del bigote fue el primer líder occidental en reunirse con Gadafi tras levantar la ONU el veto al régimen libio. La foto corresponde al momento en el que Gadafi regala un caballo de raza árabe ("El rayo del líder") al entonces presidente español, quien dijo entonces del coronel que era "un mandatario comprometido con la lucha antiterrorista y las reformas democráticas". Pues menos mal.
En fin, que la política internacional se rija por la pasta y se olvide de cosas como los derechos humanos tiene estas cosas. Menos mal que en un futuro el mundo estará 'pilotado' por personajes de la talla de mi Lucía y entonces las cosas serán muy distintas. Va y me dice el otro día mientras desayunamos, "papá, cuando sea mayor quiero ganar el Premio López de la Paz, ¿que hay que hacer?". Pues no sé, hija, para empezar cambiar el apellido al premio y, luego, y más importante, seguir teniendo ese espíritu. Sé que sólo es un pequeño oasis en medio de un inmenso desierto pestilente, pero, al contemplarlo uno es capaz hasta de creer que las cosas, mañana, irán mejor.
1 comentario:
A este paso empezarás a recibir ofertas para llenar el blog de publicidad.
A forrarte amigo, gracias a Gadafi, viva el capitalismo!
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