¿Sabéis esas estanterías repletas de libros inútiles, del tipo "La industria del pimiento morrón: situación actual y perspectivas de futuro" o "Los diez pecados capitales del vendedor de seguros", que se repiten en muchos despachos? Pues ésa es la cara que se me está quedando después de tantas semanas sin dar ni chapa. Me estoy mimetizando con el entorno. Cualquier día Adolfo, el compañero de la limpieza, me pasa el plumero por la cara.
No sé cuanto durara esta situación. Supongo que poco. A Rufi, mi compañero del alma aquí, con el que he compartido café, risas e incluso carrera administrativa (los dos entramos el mismo día como interinos desde la bolsa de trabajo y años después aprobamos la oposición en la misma promoción), le acaban de comunicar el cese y está esperando que le asignen nuevo destino. Así que, si nuestros caminos siguen siendo paralelos, mi cese estará al caer. Aunque si se descuidan no me pillan, porque el próximo viernes me largo de vacaciones. Las necesito más que nunca, después de tanto trabajo duro estoy agotado...
No hay comentarios:
Publicar un comentario