El domingo disputé mi primer duatlón, esa modalidad deportiva que consiste en combinar carrera a pie y ciclismo. Lo hice en la distancia "sprint", la más light de todas: 5 km corriendo, 20 km en bici y otros 2,5 km corriendo. Se trata de un esfuerzo semejante, según mi modesta experiencia, al de una media maratón (21 km corriendo).
La prueba tuvo lugar en Valdebebas, ese barrio que ha nacido (o mejor dicho está naciendo) en las cercanías del barrio de Hortaleza y el Campo de las Naciones y que es conocido por albergar la Ciudad Deportiva del segundo equipo de Madrid. De momento sólo están las calles (amplísimas), una cafetería, unas oficinas de venta de viviendas y unos cuantos bloques a medio construir. Avanzada no está la cosa, desde luego. Espero que la crisis no se lleve por delante este proyecto de "ciudad" que tan buena pinta tiene.
La prueba estaba organizada por la Asociación Deportiva de Hortaleza y tenía fines benéficos, el dinero recaudado irá destinado a Juegaterapia para la construcción de jardines infantiles en varios hospitales. Según la organización se han recaudado más de 4000 euros. Estuvo todo perfectamente organizado, salvo algún fallo de señalización o un pequeño retraso en la hora de salida. Pero me quedo con lo positivo, que supera con mucho lo negativo. Es una suerte que existan asociaciones y voluntarios que den el callo para que otros podamos disfrutar de la práctica del deporte de un modo casi “profesional”.
Entre los participantes había de todo, populares más o menos preparados, debutantes pardillos como yo y un buen puñado de súperdeportistas, triatletas federados, a los que da gusto ver corriendo y rodando en bici. Que, por cierto, vaya máquinas que llevaban, unas bicis impresionantes. Y vaya tipazos qué gastan, daba cosica ponerte ahí en la salida a su lado.
Mi carrera, mejor de lo esperado, un tiempo de 1:20:34, en el puesto 71 de mi categoría. Rozando las medallas, como siempre… No, en serio, muy contento, porque nunca había participado en una carrera así y bastante tenía con no tener ningún percance y ser capaz de llegar a meta en condiciones. Lo hice, además, a unos ritmos rápidillos -para mí- (4:38 a pie y 27 km/h en la bici) y no terminé excesivamente cansado, lo que me lleva a pensar que tengo margen de mejora. Quería dosificarme bien (lo más importante en todas estas carreras es eso, saber regularse, no salir más rápido de la cuenta y quedarte sin fuelle antes de tiempo) y creo que lo conseguí, porque de hecho en la segunda carrera a pie llevé prácticamente el mismo ritmo que en la primera. Contratiempos ninguno, únicamente me dio guerra el gemelo derecho, que se me subió al bajarme de la bici, en la segunda transición, pero por fortuna se pasó al empezar a correr. En definitiva, que disfruté mucho y espero poder repetir en futuras ediciones. Y os animo que participéis en este tipo de pruebas porque merece la pena.
Gracias a Sebastián Navarrete, fotógrafo que hace reportajes en este tipo de competiciones y los cuelga en su blog “Foto runners” y que destina el dinero que, voluntariamente, aportan los corredores que así lo desean, a Médicos sin Fronteras. Y de paso nos da una alegría a los corredores populares, porque, oye, verte retratado en pleno disfrute (o sufrimiento, según se mire) de una de nuestros pasatiempos preferidos es un gustazo.
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