Éste es el regalo que me ha hecho mi hija Lucía para el Día del Padre, una bufanda "para que me tape la garganta y no coja frío". De nuestro Atleti, como no podía ser de otra manera. ¡Atiende qué cosa más fina y más bonita! Fijaos en el detalle de las rayas rojas del escudo, que en lugar de ponerlas en vertical, como realmente son, las ha puesto algo tumbadas, quizá en una referencia directa a mi persona, que como bien sabéis soy funcionario y esa postura la domino a la perfeccion, o quizá como detalle con nuestro segundo equipo, el Rayo Vallecano, que viste con una franja similar a la del dibujo, y está viviendo ahora mismo una situación complicada con la quiebra de Nueva Rumasa.
Pues con mi flamante bufanda me senté el pasado sábado frente al televisor a ver el partido contra el Madrid pensando que con este nuevo complemento rojiblanco este año el derby no se nos podía escapar. Pero...no pudo ser. Otra derrota al saco. Once años -se dice pronto- sin ganar a los blancos. Fijaos que ya empiezo a pensar que que el Atleti gane al Madrid es como pretender encontrar sensatez en Intereconomía: prácticamente imposible.
Ahora bien, si en el tema futbolístico queda claro que tengo mala estrella, en el tema hijos, todo lo contrario, ahí voy sobrado, tengo dos niñas estupendas. Y a partir de ahora mi buena estrella en ese aspecto va a ser más evidente, porque Lucía en el cole (gracias, Rosa) me hizo esta maravilloso regalo para el Día del Padre, una estrella con su foto para colgar en el retrovisor del coche.
Así que esto año no me puedo quejar, dos regalos para el Día del Padre y los dos estupendos. ¡Cómo para no estar contento! Máxime viniendo de donde venimos, que no hay que olvidar que mi primer regalo fue el dibujo de una mierda. Podéis pinchar aquí para refrescar la memoria. A mí desde luego no se me olvida.
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