No sé vosotros, pero yo cada día estoy más decepcionado. Entre otras cosas, porque:
- de aquel exigente "¡hay que reformar los mercados financieros!" que lanzamos indignados cuando se desató la crisis financiera y se concedieron ayudas millonarias a la banca hemos pasado a que sean los mercados financieros los que nos digan "aquí lo único que se va a reformar, so payaso, es tu sueldo, tu pensión, tu sanidad...".
- la crisis siempre la pagamos los mismos y por desgracia cada vez lo asumimos con más normalidad y resignación.
- de aquel ilusionado "¡no nos falles! ¡no nos falles!" a ZP hemos pasado a gritarle acojonados "¡no nos folles! ¡no nos folles!".
- nuestra oposición, incapaz de tener visión de Estado y pensar en sus ciudadanos y su país, vive instalada en el "cuanto peor, mejor" pensando únicamente en las próximas elecciones, donde, salvo giro copernicano de última hora, ganarán con total seguridad.
- cada día compruebo perplejo como la cara de Camps todavía puede ser un poco más dura y el patrimonio de Bono todavía un poco mayor. Tienden a infinito, como aquellas integrales que estudiábamos en BUP. Al final va a ser verdad eso que decía mi profe de mates de que las integrales tienen aplicación en el mundo real.
Pero, entre tanta decepción, he visto esta mañana este vídeo, y como buen atletista, enseguida me he venido arriba. Los del Atleti somos así, con poquito nos ilusionamos.
Se trata de un eurodiputado, Daniel Cohn-Bendit, diciendo verdades como puños sobre la crisis. Y, joder, reconforta y se agradece encontrar a un político que diga las cosas tan claras, con tanta sensatez y con tanta sinceridad. Y tiene más mérito además porque no lo dice en un plató de televisión, en una entrevista o en un mitín. No, lo dice en un lugar muy apropiado para hacerlo, en el Parlamento Europeo, a la cara de sus colegas. Su discurso debería servir para recordarles a ellos y recordarnos a todos que las instituciones y los políticos están para algo y que se pueden hacer las cosas de otra manera, que las cosas se pueden cambiar.
Ojalá más políticos pensarán como él y recordaran que están para trabajar por y para sus ciudadanos, no para el FMI, no para los bancos, no para la industria armamentística o la farmacéutica. Y si primero son éstos y después sus ciudadanos, que lo digan, coño, y que nos ahorren tanta hipocresía, tanta mentira, tanta escenificación, tanto "hay que apretarse el cinturón, hay que hacer un esfuerzo conjunto" y tanta gaita.
Que rabia da comprobar una vez más como lo que manda en este mundo es la pasta y que nuestros políticos, salvo honrosas excepciones, no están ahí precisamente para defender nuestros intereses.