viernes, 30 de julio de 2010

Arde la calle



Una niña combate el calor bañándose en un barreño junto a las vías del tren. Yakarta, Indonesia. (Crack Palinggi/Reuters)

Al ver esta foto me vino a la cabeza un comentario que hizo un vecino, en un foro de la Asociación de Vecinos de mi barrio, que decía que era tercermundista que nuestro barrio no tuviera piscina pública. Le mandaba yo una temporada al verdadero tercer mundo para que aprendiera in situ las diferencias entre ese mundo y el mundo en el que vivimos. Tercermundista es no tener comida, agua, luz, sanidad o carreteras, pero no la falta de una piscina.

Nuevo atentado en Bagdag. Shehab Ahmed/European Pressphoto Agency.

Un chaval observa el lugar donde el pasado miércoles una bomba acabó con la vida de 6 personas y dejó heridas a otras 15. Me llaman la atención dos cosas, la primera la aparente normalidad de la escena. Supongo que a fuerza de soportarlos casi a diario, los chavales se habrán acostumbrado a tan terrible rutina. Y dos, que muchos de esos chicos llevan camisetas de equipos de fútbol europeos. El que está en primer plano lleva la del Valencia, y el que está detrás de él la del Barça, concretamente la de Iniesta. Si aquí el fútbol sirve muchas veces como válvula de escape para evadirte de los problemas, imagino que allí, que los problemas son mucho más gordos, el efecto será el mismo pero aumentado.

Y ésta es la noticia más coherente que leído en toda la semana: Arde una fábrica de velas.

Es una mala noticia, pero al menos es señal de que las velas eran buenas, si no no hubieran ardido ¿no? Con el mundo tan raro que tenemos lo extraño es que arda una fábrica de velas y no una de hielo, de helados, o el mismísimo cuartel de los bomberos...

Y hablando de verano, piscinas, cosas que arden...me ha venido a la cabeza esta gran canción de Radio Futura, Escuela de calor, con la que os dejo. Nos vemos a la vuelta de vacaciones, a cuidarse, agur.

jueves, 29 de julio de 2010

Yo, por mi hija, bailo

Este fin de semana he estado con mis hijas en Garciotum, el pueblo de mi padre. Lo hemos pasado estupendamente. Familia, amigos, piscina, alguna cervecita y baile, que eran las fiestas.

"¿Bailar tú, que te mueves menos que los ojos de Espinete?"

Pues, sí, bailé, listillos. Bueno, bailar, lo que se dice bailar, no, hago lo que puedo, algo parecido, una mezcla entre el movimiento de Chiquito de la Calzada y el de un marchador, pero sustituyendo la cara de estreñimiento por una media sonrisa de circunstancias. Patético, sí. Pero también tiene una ventaja, y es que me vale para todos los estilos musicales, lo mismo me da que pongan un pasodoble, que una rumba, que unas sevillanas, que el Waka-waka, yo me muevo exactamente igual.

¿Y por qué bailé, si ni sé, ni me gusta, ni iba mamao, ni tenía intención alguna de arrimar cebolleta? Pues por mi Lucía, que me ha salido bailona. Después de estar un ratillo sentados tomando un Seven-up mirando como bailaba la gente la pregunté "¿quieres bailar?", y os juro que se iluminó su rostro, me dijo que sí con una sonrisa de esas de ocupan toda la cara y te dejan unos segundos atontado, como cuando vas conduciendo y el que viene de frente te deslumbra con las largas.

Así que hice el ridículo lo mejor que pude un par de canciones y cuando se me pasó la emoción y recuperé la sensatez pensé que era mejor que bailara con alguien que tuviera cierto sentido del ritmo. Vi que a nuestro lado estaban bailando un grupo de amigas mías, así que pregunté a Lucía si quería bailar con ellas. Y me dijo, "Sí. ¡Pero, papá, espera! Con una guapa, ¿vale?". Que jodía. Así que me acerqué a mis amigas a ver si alguna me hacía el favor de bailar con ella, y la buena de Sandra, que cumple con matrícula el requisito de Lucía, tuvo el detalle de echarse un par de bailes con ella, que quedó encantada de la vida.

Por otro lado quiero destacar como ha ganado el pueblo con los años en cuanto a ocio se refiere, ahora, además de la pista polideportiva, que la hicieron cuando yo era niño, cuenta con pistas de padel y con una estupenda piscina pública (con su correspondiente terracita, si me apuras más importante aún que la propia piscina). Piscina, por cierto, muy barata, que hace unos días estuve en Tielmes y mi entrada me costó 4 eurazos y la de la niña 2, y en cambio en Garciotum la niña entró gratis y yo sólo tuve que pagar 2 euros.

Esa foto es del domingo, que pusieron castillos hinchables y un tobogán en la piscina, y la nena disfrutó de lo lindo. La pena que no nos dejaban tirarnos a los mayores, cagoentó.

El año que viene volveremos y esperamos pasarlo tan bien como éste. Y si hay que bailar, pues se baila, que yo, por mi hija lo que sea, por mi hija ba-i-lo. Pero espero que siga habiendo chicas guapas cerca para echarme un capote, que uno o dos bisbalazos aguanto, pero más no. Tendría que fingirme enfermo, cual controlador de Iberia, para salir de allí como fuera y eso está muy mal visto. Pero es que peor es verme bailar, os lo aseguro.






martes, 20 de julio de 2010

Iñaki Gabilondo: "Somos súbditos de los mercados"


“El curso que concluye no nos parece que haya sido un curso como los demás. Porque lo ocurrido tras la hecatombe financiera ha sido tan aplastante que nos parece que marca un antes y un después. La naturalidad con que ha impuesto su ley en todo el mundo la doctrina que nos arrastró al abismo ha descorrido el cortinón que ocultaba una gran verdad: somos súbditos de los mercados. El régimen en el que vivimos es una dictadura, una dictadura muy particular, pero una dictadura; disfrazada con los ropajes de la democracia, pero una dictadura.

Nuestros orgullosos estados, nuestros representantes políticos, la mayoría de nosotros, los ciudadanos, fingimos no darnos cuenta y manejamos toda la gesticulación de la normalidad democrática, pero ya no podemos ignorar que los caminos están marcados, que fuera de ellos no hay salvación y que nuestra libertad sólo puede ejercitarse en el pequeño margen de elasticidad (un poquito más pa’aquí, un poquito más pa’allá) que se nos autoriza.

No estamos desde luego ante ninguna situación que queramos calificar con tremendismo. No hay tremendismo en esta afirmación. En los últimos meses hemos podido comprobar que se ha decretado un modelo obligatorio de gobernación. La socialdemocracia, por ejemplo, ha quedado prohibida de facto. Se le permite gobernar, eso sí, con tal de que no sea con sus propios puntos de vista.

Así que una vez que esta evidencia, era largamente sabida, ha estallado de forma tan clamorosa, se trata de saber ahora que hacemos: si aceptamos sin reparos esta dictadura, o si lo ocurrido, lo tan evidentemente puesto de manifiesto, desencadena una revisión de fondo sobre la democracia y sobre su futuro. Que no debe ocupar solamente a la izquierda, naturalmente. Pero para la izquierda se convierte en decisivo: o descubre su sentido y su papel en esta nueva realidad o estará condenada a marchitarse y desdibujarse. Es un punto de vista, pero tengo la impresión de que por aquí van aproximadamente las cosas”.

jueves, 15 de julio de 2010

España campeona del mundo

Campeones del mundo. Sobran las palabras.









Éstas y otras muchas imágenes quedarán para siempre en nuestra memoria colectiva.

Y no podía faltar otra imagen, el "happy end", el final feliz, ese momentazo en el que el héroe besa a la chica:



Ya sé, soy un moña. Es verdad. Pero un moña graciosete, para compensar pongo este otro vídeo con la primera movida de la pareja:






jueves, 1 de julio de 2010

Cara de huelguista

Lo peor no es quedarte prácticamente sólo haciendo huelga. Ni toparte con la incomprensión de casi todo el mundo. Ni siquiera tener que aguantar que encima te llamen insolidario o que te digan "¿Vosotros vais a hacer huelga, precisamente vosotros, que sois unos privilegiados, que sois los que mejor vivís? ¡Venga, ya!".

No, lo peor no es nada de eso.


Lo peor es que cuando luego ves tu nómina...


...y se te queda este careto...



Y hablando de huelgas, y siguiendo con mi tradición de meterme en todos los charcos, hoy desde mi blog todo a cien quiero mostrar mi apoyo a los trabajadores del metro de Madrid. Sí, sí, habéis leído bien, yo apoyo a los trabajadores del metro. Soy así de raro, apoyo a esos en cuyas madres se han cagado un porcentaje muy alto de madrileños y madrileñas estos días y a quienes algunos políticos y la mayor parte de la prensa de nuestro país han tildado de 'salvajes', 'insolidarios' o 'irresponsables'.

Para empezar, tan salvajes son ellos por no respetar los servicios mínimos como quien haya fijado esos servicios 'mínimos' en un 50%. Sí hacen la huelga con esas condiciones no se entera ni Blas, repercusión cero, la huelga no sirve para nada. Luego los trabajadores denunciarían esos servicios mínimos por abusivos y algún juez les dará la razón dentro de unos años, cuando a nadie le importe un pimiento.

Irresponsables e insolidarios. O sea, que unos trabajadores que reclaman que nos se les baje su sueldo y se ponen de huelga, perdiendo, en el mejor de los casos un pico de su sueldo y en el peor hasta su trabajo, son unos irresponsables y unos insolidarios. Guay. ¿Y los banqueros que especularon metiendo nuestros ahorros en fondos que invertían en hipotecas basura y demás mandanga, qué son entonces? ¿Y los máximos dirigentes europeos, que marearon la perdiz con rescate a Grecia sí, rescate a Grecia no, durante semanas agravando la crisis, qué son? ¿Y los que durante el boom inmobiliario recalificaron terrenos a espuertas y adjudicaron contratos a cambio de un buen pellizco, qué son? ¿Y los presidentes y los directivos que ganan barbaridades en multinacionales que mes sí mes también te intentan tangar con la factura del teléfono, del gas, del móvil, que son? Etc., etc.

Pues no, resulta que no, todos estos son guays y los que somos unos cabrones con pintas somos los trabajadores, que tenemos la culpa de todo porque cobramos unos sueldazos y encima cuesta un dineral mandarnos a la puta calle.

Y todos a decir "amén". Y para unos que no lo dicen encima les dan palos por todos los lados. Manda huevos. Pues yo creo que si hubiera más reacciones de ese tipo al final la cara de idiota la pondrían ellos y no nosotros al recibir la nómina y ver para lo que nos sirve hacer huelga.