miércoles, 23 de junio de 2010

Alaba, que algo queda

Cuando empecé a trabajar en la Junta lo que más me sorprendió es que aquí trabajaban más los jefes que los indios. "Vaya un pijo", diréis, "es que estamos hablando de unos indios muy especiales, los funcionarios. ¡Trabajar menos que un funcionario es imposible!".

Mira que sois graciosos, puñeteros. Pues os diré que aquí en Presidencia, donde yo trabajo, los funcionarios, en su inmensa mayoría, sí que curramos y bastante. Pero no voy a hacer ahora una defensa de los funcionarios, me temo que es una batalla perdida, y más ahora que todos los gobiernos europeos nos han puesto en su punto de mira como medida salvadora para reducir el gasto público y salir de la crisis. No me apetece entrar en ese charco. Prefiero meterme en otro, seguramente tan profundo como el anterior, pero en el que al menos tengo más ganas de enfangarme. Y para ello vuelvo al principio del post, donde decía que aquí los jefes curran más que los indios.

Efectivamente, aquí, en Presidencia de la Junta de Castilla-La Mancha, los altos cargos y los asesores, esos tan denostados y que la gente suele imaginar encorbatados en su despacho tocándose los huevos mientras miran en su pda último modelo como crece el saldo de su cuenta corriente, o yendo en el coche oficial de una comilona en el restaurante más selecto de la ciudad a algún acto repleto de canapés y azafatas, resulta que curran como cabrones. Son los primeros que llegan y los últimos que se van, y sus jornadas laborales, que superan con creces la jornada normal de 40 horas, a menudo incluyen sábados y domingos. Recalco que hablo de los de mi curro, no pongo la mano en el fuego por otros porque no sé lo que curran o dejar de currar. Sólo digo que los de aquí trabajan y mucho. A cambio de un buen sueldo, es cierto, pero no de un pastón, como muchos piensan. Y si híciéramos el cálculo de a cuanto les sale la hora de trabajo seguramente más de uno se llevaría una gran sorpresa.

Me apetece romper una lanza por ellos, y lo hago además porque en estos días dos personas de este grupo, muy cercanas a mí, Mercedes Pastor y Soledad Ruipérez, directora general de Comunicación la primera y asesora de prensa la segunda, han sido injustamente tratadas.

La primera al ser insultada gravemente en un medio de comunicación, la revista toledana Ecos, donde su directora, Mar G. Illán, se despacha a gusto acusándola de cacique, de tomarse su trabajo como un juego, de sectaria, de incapaz y de cobarde, entre otras lindezas. ¿El motivo? Porque su medio, según ella, ha dejado de recibir publicidad de la Junta como "represalia" a su línea crítica con el gobierno de Barreda. Algo que es totalmente falso. Su medio, como muchos otros de la región, recibe desde hace muchos años dinero de la Junta por poner publicidad institucional (ya sabéis, anuncios de la Junta contra la violencia de género, por el ahorro de agua, la lucha contra incendios, promoción turística, etc.) Ahora la sigue recibiendo, pero en menor cuantía, porque debido a la crisis las inserciones publicitarias en los medios se han visto reducidas. Las de Ecos y las de todos. Mar G. Illán ve en esta reducción otra cosa. Está en su derecho de verlo y de decirlo, pero me parece mal, y sobre todo tremendamente injusto, que lo plasme en su revista de la forma en que lo hace, con unas palabras tan duras, perdiendo el respeto y llegando al insulto, contra una persona que puedo asegurar que no lo merece.

Y la segunda porque tuvo un desagradable incidente en las Cortes de Castilla-La Mancha cuando simplemente estaba desempeñando su trabajo de periodista. Los responsables de prensa del PP la quisieron echar de la sala de prensa, donde unos diputados de ese partido daban una rueda de prensa, porque su presencia allí "coaccionaba al resto de periodistas", espetándola "que no era elegante que estuviera allí y que tenía muy poca vergüenza". Sole, es, más allá de que ahora desempeñe su labor en la Junta, periodista. Y como tal tiene derecho a estar en una rueda de prensa, sobre todo si ésta es en las Cortes Regionales, la casa de todos.

Trabajo con ellas y las conozco bien, por eso os puedo decir un par de cosas sobre ellas con total seguridad: uno, que son unas profesionales como la copa de un pino, y dos, y para mí más importante, que son muy buena gente. O, hablando en plata, que son unas tías de puta madre y unas 'currantas' de la leche. Que se pegan unas palizas tremendas, con unas jornadas maratonianas y que sacrifican en gran medida su vida personal y familiar por su trabajo. Os aseguro que se ganan con creces su sueldo.

Por todo eso tienen todo mi apoyo y mi cariño. Se lo doy en persona y también quería dárselo públicamente desde este blog todo a cien que tengo, que para eso está.

Y termino aclarando una cosa. El que quiera ver en estos halagos peloteo o un camino para tratar de mejorar mi situación laboral se equivoca de medio a medio. No tengo ninguna necesidad porque por suerte -y también porque en su día estudié como un cabrón- mi trabajo de auxiliar administrativo es, salvo hecatombe, para toda la vida, y mis condiciones laborales ya son más que aceptables. Y el que ya, rizando el rizo, quiera ver en este texto un intento de conseguir publicidad institucional para mi blog, por favor, que acuda rápidamente a su médico porque algo no funciona bien dentro de su coco. Ni yo soy periodista, ni este blog pretende ser un medio de comunicación de masas. Soy consciente de mis limitaciones y de que no puedo competir con medios tan prestigiosos, seguidos y reconocidos como la revista Ecos.

Hay una frase ahora muy de moda que me parece muy certera, que es "difama, que algo queda". Espero que la frase no pierda sentido ni veracidad al sustituir el verbo.

2 comentarios:

bordeline dijo...

En este país sale muy barato el injuriar y el levantar falsas acusaciones.

Por cierto, mal va una revista, o muy poca gente la lee, cuando para susistir depende de la publicidad de las administraciones publicas.

A lo mejor es que nos creemos oceano y no llegamos a charco...

Anónimo dijo...

Yo no conozco ni a tu jefa ni a la periodista, pero a mi me da que tus jefas le habrán hecho alguna "faena" a la pájara ésta, y habrá dicho, "ah, sí, pues os vais a enterar".
Es muy fácil decir cosas en prensa o la tele, y si no se puede demostrar, pues da igual, ya está dicho, el otro no está delante para defenderse...
Efectivamente, difama que algo queda.