Esta mañana he estado echando un vistazo a una página que recoge las 50 fotografías que han ganado el premio World Press Photo desde que se instauro en 1.955. Son realmente espectaculares y, en la mayor parte de los casos, muestran hasta donde puede llegar la barbarie humana, porque principalmente recogen el dolor causado por la guerra, es decir, el daño que nos causamos unos seres humanos a otros. Parece increíble que años y años de historia no nos sirvan para aprender y no volver a cometer los errores del pasado. Viendo alguna os aseguro que se te cae el alma a los pies. Si tenéis tiempo -y estómago- echar un vistazo, por ejemplo, a las de 1980, 2002 ó 2003.
Os pongo aquí ésta porque, además de ser la que más me ha impresionado, es una historia feliz, aunque viendo la foto pueda no parecerlo.
Prisionero alemán de la Segunda Guerra Mundial liberado por la Unión Soviética se reune con su hija.
Helmuth Pirath, Alemania, Keystone PressAlemania Occidental, 1956. Al capturar el retorno de un prisionero de guerra alemán desde los campos de concentración rusos, al seno de su familia y a su tierra paterna, Pirath se centró en el rostro arrasado por la emoción de la niña, de unos doce años, que no había visto a su padre desde que tenía un año de edad.
1 comentario:
que buena foto, que buen blog. sigue así.
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