viernes, 11 de julio de 2008

Presionando con seres humanos

Esta mañana me ha llamado la atención un comentario que ha hecho Carlos Herrera en su programa diciendo que, "casualmente", cuando el presidente de nuestro Gobierno se va a reunir con los dirigentes de Marruecos, en los días previos a dicho encuentro, hay avalancha de pateras. Y esa misma idea veo que la apuntan hoy otros medios de comunicación:

Las mafias de la inmigración reabren la ruta marroquí en vísperas de la visita de Zapatero
(ABC 11/07/08)

Si esto es cierto, y mucho me temo que lo es, supongo que durante estos días los gendarmes encargados de vigilar la salida de pateras desde las costas de Marruecos habrán recibido la orden de mirar para otro lado, de hacer la vista gorda. Eso confiando en que la orden no haya ido más allá, en plan, “vamos a dejar salir las pateras más cochambrosas y más cargadas de mujeres y niños”, sabedores de que ésas son las que más llaman la atención a los medios de comunicación, y, en definitiva, a los ciudadanos.

Sea como fuere, lo cierto es que hoy se reúne Zapatero con el rey Mohammed VI y que ayer se produjo, según dice Francisco Vicente, el coordinador de voluntarios de Almería, “el rescate más brutal vivido por un equipo de voluntarios en España" (20 minutos 11/07/08)

Hay muchas maneras de ejercer presión antes una negociación, pero no se me ocurre ninguna tan cruel como ésta, hacerlo con la vida de seres humanos.

Supongo que el mensaje que quieren trasladar a Zapatero desde Marruecos es evidente:
“Señor Zapatero, con los medios que tenemos no podemos hacer más para frenar la salida de pateras”. Traducción: Amigo, suelta más pasta.

Y, por otro lado, un mensaje más genérico sería el de “vamos a llevarnos bien”. Cuya traducción, en lenguaje más macarra, sería:
No nos toques las pelotas con el Sahara. Esto no le costará mucho a nuestro presi, porque creo que está haciendo bien poco por ayudar al pueblo saharaui.
No nos toques las pelotas con Ceuta y Melilla. Recordemos que la visita de nuestros reyes a las dos ciudades autónomas, cuya soberanía reclama Marruecos, supuso la retirada del embajador marroquí en España.

Viendo que el ejecutivo español califica las relaciones con Marruecos como “excelentes”, que el encuentro, en lugar de producirse en Casablanca, Fez o Rabat, se produce en una pequeña ciudad llamada Oujda, cuna de las mafias de la inmigración, y que, para más inri, coincide con el sexto aniversario de la ocupación del islote de Perejil por Marruecos, me parece que la cosa no pinta muy bien, esto me huele a bajadita de pantalones...




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