viernes, 10 de diciembre de 2010

Fenómenos paranormales en Toledo

Llamo a Endesa para que manden a un técnico porque dos radiadores no calientan. Supuestamente es gratis, me lo cubre el servicio de mantenimiento que tengo contratado con ellos, yo únicamente tendría que pagar las piezas, en el caso de que fueran necesarias. Pero miedo me da, porque todos sabemos la cantidad de excepciones que caben en la letra pequeña de los seguros.

Al día siguiente me llama el técnico y me dice que viene a las 15.30. Primera circunstancia paranormal: efectivamente se presenta a las 15.30. Es un chico muy joven, con zapatillas deportivas, que parece sacado del casting de Fama. No sé, no sé, me da que no va a tener mucha idea. No muy esperanzado le cuento lo que pasa y se pone a mirar donde puede estar la avería. Me va explicando, muy amablemente, todos los pasos que sigue, lo cual es muy de agradecer aunque yo no entienda una mierda de lo que me está diciendo. Vacía la caldera, purga los dos radiadores, los descuelga de la pared y los lleva al baño con un cuidado que más que un radiador parece que estuviera transportando un Van Gogh. "Los llevo al baño para desmontarlos mejor allí, que el suelo de madera de la habitación es más delicado y se puede rayar". Coño, ya quisiera yo tener esos detalles, yo me hubiera liado a martillazos allí mismo. Además me pide un trapo viejo y se pone a recoger un par de gotitas que habían caído al descolgar los radiadores, ¡con un esmero que ni el mayordomo del algodón, tú!

Bueno, pues aprieta unas historias, cambia unas gomas, vuelve a colocar los radiadores, llena la caldera y, ¡voilá, los radiadores funcionan! Recoge todo cuidadosamente, hace un parte de visita y se despide sin cobrarme un duro y sin haber soltado ninguna de las frases clásicas de los ñapas de toda la vida, nada de "¡buenoooooo, esto va a ser la junta de la trócola, vaya preparando la cartera!", "es sólo una piececita que está pasada de rosca, pero como este modelo ya no lo fabrican ¡hay que comprar la pieza entera, no queda otra!" o "pero hombre de dios, ¿quién le ha hecho a usted esto? ¡Menuda chapuza!". Un profesional eficaz y además limpio y educado. ¿Es raro o no es raro?

Pues nada más irse el técnico vuelven a llamar a la puerta y era él otra vez, que me pide por favor un vaso de agua para tomarse el antibiótico: "es que ando algo pachucho y veo que cuando llegue a casa ya va a ser muy tarde para tomármelo". Ahí ya me acojoné un poquito, digo, ya está, el viejo truco, ahora abro y con él entran una panda de atracadores bulgaros con los que está compinchado y me asaltan a lo José Luis Moreno. ¡Pero qué va, era de verdad que sólo quería un vaso de agua para tomarse la medicina! Y ya lo mejor, ¿sabéis como se despidió? Con un "que tenga usted una buena tarde, caballero". ¡Qué tenga usted una buena tarde, caballero! ¡Amos no me jodas! ¡Si eso ya sólo lo dice Fernán Gómez en las películas de cine de barrio! Sólo le faltaba el sombrero y haber añadido "póngame a los pies de su señora". Impresionante.

Pues ese mismo día aún me pasaron más cosas raras. Esta vez con dos dependientas del Eroski de la Luz del Tajo, donde fui a comprar con las peques. Comprar con niños pequeños ya sabéis como es, que os voy a contar. Yo procuro montarlas en el carro para tenerlas más controladas, porque si van sueltas en cuanto te despistas un segundo mirando la fecha de caducidad de los yogures una te ha echado al carro una colonia de la Barbie y unas galletas de Mickey Mouse y la otra está pasando la lengua por el metacrilato de los congelados. Pero como enseguida se cansan de estar subidas en el carrito encima tienes que hacer la compra a toda leche. Alba en concreto es una bomba de precisión que a los 15 minutos se dispara. Como te enrolles más de la cuenta se pone a llorar y la tienes que bajar y luego intenta comprar algo mientras la persigues por los pasillos, misión imposible, es más escurridiza que Messi. Pues cuando nos estaba despachando la charcutera, Alba, que estaba ya en el minuto 14, empieza a lloriquear porque quiere bajarse. Entonces, la amable charcutera, nos da un poco de jamón serrano. Ostras, mano de santo. Y la grande y la chica, tú, que en casa te ves negro para que coman, a dos carrillos. Se lo comen, y la pequeña, cuyo vocabulario sólo abarca cuatro o cinco palabras, en ese momento añade otra por arte de magia: "¡MÁ!". Yo, cortado, "no Alba, ya no nos pueden dar mas, bastante amable ha sido ya la señorita". Y la charcutera, sonriendo, nos da más jamón. Y se lo terminan y otra vez "MÁ" y "MÁ"...

Pues después de dejar el jamón casi para hacer caldo nos vamos a la caja y Alba, que ya está en el descuento del tiempo reglamentario, tira un bote de mahonesa que llevábamos al suelo. Se rompe un poco por la base y pone el suelo perdido. Mecagoenlaleche. Le digo a la cajera lo que ha pasado y que si me da un poco de papel limpio las gotas de mahonesa del suelo. Me dice, "no, hombre, tranquilo que llamo para que vengan a limpiarlo". Mientras yo había puesto el bote en la caja para pagarlo con el resto de la compra, que me dice Lucía, "pero, papá, ¿no ves que está roto, cómo nos vamos a llevar eso?" Y yo respondo, compungido, "hija, nos lo llevamos porque lo hemos roto nosotros, qué le vamos a hacer". Y la cajera, me mira con cara de pena y me dice "anda, ve a por otro bote que yo vigilo a las niñas".

¿No os parece muy raro todo? Para mí que como ha sido justo después de comer me he debido quedar traspuesto y lo he soñado. Voy a mirar a ver si efectivamente los radiadores funcionan...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es todo mentira, Quique, no nos engañes.
El técnico no era de Endesa, era de Gas Naturarl. No fue en Eroski, fue en Alcampo.

sebastian dijo...

Miren este video, cuento casos paranormales que me sucedieron a mi, es todo verdad nada falso, sino no haria este video: https://www.youtube.com/watch?v=6Rfl7ITZmBs