Me parto. Cuando hice el blog puse un contador para saber cuanta gente visitaba mi página. Ya ves, curiosidad egocéntrica, supongo, quería saber si además de mi hermano y de un par de fieles amigos alguien más leía las tonterías que iba escribiendo. El contador es ese pequeño rectángulo gris situado en la parte izquierda de la página -justo debajo de la lista de vínculos- que tiene dos cifras, la de abajo son las visitas totales (marca algo más de 32000 en este momento) y la de arriba las visitas del día en curso. Y normalmente veo que el blog es leído por, 20, 30, 40 personas, y, los días que más, generalmente los viernes, por unas 70-80 personas. Cifras que, desde un punto de vista cualitativo no son para tirar cohetes, estamos de acuerdo, pero, cuidado, desde un punto de vista cualitativo la cosa cambia, porque son todos lectores y lectoras de categoría, lo mejor de cada casa, gente limpia, educada, trabajadora y, en algunos casos, hasta del Atleti. Bueno, a lo que voy, resulta que llevo unos días observando extrañado que el contador llega a las 3 cifras y que en los dos últimos días han entrado al blog ¡400 personas! ¿La gente se ha vuelto majara o qué?


En fin, que la política internacional se rija por la pasta y se olvide de cosas como los derechos humanos tiene estas cosas. Menos mal que en un futuro el mundo estará 'pilotado' por personajes de la talla de mi Lucía y entonces las cosas serán muy distintas. Va y me dice el otro día mientras desayunamos, "papá, cuando sea mayor quiero ganar el Premio López de la Paz, ¿que hay que hacer?". Pues no sé, hija, para empezar cambiar el apellido al premio y, luego, y más importante, seguir teniendo ese espíritu. Sé que sólo es un pequeño oasis en medio de un inmenso desierto pestilente, pero, al contemplarlo uno es capaz hasta de creer que las cosas, mañana, irán mejor.
1 comentario:
A este paso empezarás a recibir ofertas para llenar el blog de publicidad.
A forrarte amigo, gracias a Gadafi, viva el capitalismo!
Publicar un comentario