A veces tenemos la mala costumbre de pensar que las cosas no se pueden cambiar, que si toda la vida han sido así por algo será, o que, aunque queramos cambiarlas, cómo vamos a ser nosotros capaces de hacerlo. A mí -y creo que también a muchos de mi generación- nos pasa con frecuencia que tendemos a aceptar situaciones injustas, ya sea por falta de convicción en poder revertirlas, falta de valentía o por simple pereza.
Pero no deberíamos olvidar que, por suerte, antes que nosotros ha habido muchas personas capaces de revelarse ante las injusticias, luchar con todas sus fuerzas por cambiarlas, arriesgando incluso su propia vida, intentando dejar un mundo mejor a sus hijos. Viendo ejemplos como éste, creo que es evidente que lo consiguieron. Este post va dedicado a todas esas personas.
Pero no deberíamos olvidar que, por suerte, antes que nosotros ha habido muchas personas capaces de revelarse ante las injusticias, luchar con todas sus fuerzas por cambiarlas, arriesgando incluso su propia vida, intentando dejar un mundo mejor a sus hijos. Viendo ejemplos como éste, creo que es evidente que lo consiguieron. Este post va dedicado a todas esas personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario