jueves, 20 de noviembre de 2008

Pan con chocolate


No sé si os habéis dado cuenta de que últimamente la publicidad, para tratar de llamar nuestra atención, nos está atacando por el que es nuestro flanco más débil ahora que nos vamos haciendo viejunos, la nostalgia.

Primero fue Coca-Cola, con un anuncio en el que tiraba de recuerdos para tocarnos la fibra a la generación que crecimos en los 80, ese anuncio en el que un niño llamaba “señor” a un treinteañero y, éste, tras el bajón inicial, tiraba de recuerdos ochenteros (Maradona, Gordillo, Orzowei, Mayra Gómez Kemp, las cintas VHS, las hombreras, los vaqueros nevados…) para concluir con un épico y exagerado “este pasado glorioso nos ha convertido en lo que hoy somos, gente con una inmensa capacidad para ser feliz.” Pues, sinceramente, a mí no me importaría tener menos años de pasado “glorioso”. Y estoy seguro de que si en lugar de haber nacido en 1975 hubiera nacido en el 1990 tendría la misma capacidad para ser feliz. Y más pelo. Y menos arrugas. Vamos, que firmaba el cambio ahora mismo.







Se ve que la idea les funcionó, porque poco después repitieron con otro anuncio muy parecido, ése de “Hay un día que de tu boca salen cosas tipo ‘ni consola ni consolo’ o ‘¿qué se nos ha perdido a nosotros en una fiesta?’" y la cancioncita “No seas carcamal, tú eres un chaval”.

Ahora los que atacan con una temática muy similar -aunque con menos sentido del humor- son los de “La Campana de Elgorriaga”. Yo hacía siglos que no veía ese chocolate, pensaba que ya ni existía, pero parece que no sólo existe, sino que pretende que volvamos a meternos aquellas merendolas de pan con chocolate.







Ahora se ve que somos el principal objetivo de las marcas, seguramente porque somos los que más pasta nos gastamos. Antes teníamos lo justo para tabaco y tomarnos unas cervezas los fines de semana, así que pensarían los publicistas que buena gana de perder el tiempo con nosotros. Aunque, siendo estrictos, alguna publicidad si nos dirigían, la de Normadem, la crema contra las espinillas.

Cumplir años, aparte de otros daños colaterales, conlleva entrar en una etapa de la vida en la que surgen una serie de gastos nuevos relacionados con la economía doméstica. Empresas de electrodomésticos, de suministros, de alimentación, todas hacen campañas que ya no van dirigidas a nuestros padres, sino a nosotros. Un par de ejemplos:

Anuncio de Siemens






(Bueno, éste más concretamente a las mujeres, como habéis podido observar)

Anuncio de Gas Natural






Ojito con lo que os decía que nos atacan por el lado de la nostalgia, la canción es de una serie de éxito de los 80, Fama.

Otro ejemplo, el anuncio del Volkswagen Golf (que os pongo en la parte izquierda de la página y sirve como canción de la semana). Buenísimo. La canción es una versión del famoso tema “Eye of tiger” de Survivor -que aparecía en Rocky III- cantada por Chiara Mastroianni (la hija de Marcelo Mastroianni) y que aparece en la banda sonora de Persépolis. La peli no la he visto pero tiene muy buena pinta.

Y es que, amigos, ahora somos nosotros los que llevamos el carro de la compra y decidimos que comprar. Antes sólo éramos los que acompañábamos a nuestras madres por el súper y le tirábamos de la falda para que comprara Tigretones, Ryalcaos, papel de aluminio Reynolds (por aquello de que luego nos venía muy bien para hacer las chapas) o cualquier producto que trajera algo de regalo, porque el producto en cuestión era lo de menos, lo importante era el regalo: unos cromos, unas pegatinas, un juguetito.


Ahora ya van siendo nuestros hijos los que nos piden las cosas en el súper y los que van echando cosas en el carro en cuanto nos descuidamos. Que está la cajera empezando a pasar las cosas por el lector de códigos de barras y empiezas a ver cosas raras:


-“Eva, ¿has echado tú ese saco de ositos de gominola?”

-“Yo no”

-“¿Y los Ferrero Rocher?”

-”Tampoco”

-“¡Joer con la niña!”


Lo bueno que tiene esto que te puedes dar tú algún capricho y cargarle el mochuelo a la niña…


-"Quique, ¿has cogido tú este postre Dhul de tarta al whisky?”

-"¿Cuál, ese tierno bizcocho calado con licor de whisky, cubierto con una deliciosa mousse al whisky, decorada con birloches de crema de nata?. No, habrá sido la niña, yo no sabía ni que existía eso…”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Madre mia, que recuerdos, sobre todo el chocolate el gorriaga, que era el que tenía mi abuela en su casa y cada vez que ibamos era la merienda.

Por cierto, tu también has usado el recurso de la nostalgia, malandrín !

Anónimo dijo...

Y hablando de recuerdos, justo el homenaje a Enrique Urquijo, 9 años ya, aunque escaso. Se merecería un post para él solo, no crees? Que para eso es (era) uno de tus ídolos!

La fanciulla de Gijón dijo...

Enrique, si ya te da nostalgia ahora, imagínate lo que puede ser cuando en vez de coca-cola y chocolates, te intenten vender pegamento para dentaduras y tacatás.