viernes, 24 de septiembre de 2010

Vecino, si buscas un zoquete aquí estoy yo

Siempre me han jodido los enchufes y las recolocaciones, pero ahora, con la crisis que tenemos encima me resultan todavía más insoportables. Cuando ves que muchas personas trabajadoras tras muchos años dando el callo están yendo a la calle y les está resultando difícilísimo encontrar trabajo, ver como hay tantos políticos que cuando dejan su puesto o son cesados, según salen por una puerta entran por otra igual de grande...me encabrona más que nunca.

Muchos casos podría enumerar. Seguro que vosotros también. Y algunos bastante cercanos. Pero no voy a hablar de ellos, entre otras cosas porque no me resulta fácil. Prefiero centrarme en uno más lejano, pero que es conocido por todos y que me parece particularmente significativo, el de Magdalena Álvarez, ex ministra de Fomento en el Gobierno de España.

Repasemos la trayectoria de esta política. Debo empezar reconociendo que tiene una gran formación académica y una carrera profesional brillante. Es Licenciada en Económicas por la Universidad Complutense de Madrid, doctora por la Universidad de Málaga, profesora de la UNED, obtiene por oposición un puesto en el Cuerpo de Finanzas del Estado y ocupa varios cargos importantes dentro del ministerio de Hacienda y de la Agencia Estatal de Atención Tributaria. Y en la política, diputada por Málaga en el Parlamento de Andalucía, consejera de Economía y Hacienda en el gobierno andaluz durante 10 años y ministra de Fomento en el Gobierno de Zapatero durante toda la legislatura pasada.

Aquí es donde llega a ser conocida por el gran público, y no para bien precisamente. Su polémica gestión en casos como la huelga de El Prat, los problemas con el AVE y el cercanías en Barcelona, el caos en Madrid tras una nevada, la crisis de Air Madrid, y sus intervenciones públicas, algunas tan míticas y sonrojantes como ésta donde ¿explica? el accidente de Spanair, hicieron que se convirtiera en la ministra peor valorada de todo el Gobierno.


Pues bien, cuando por fin Zapatero tuvo la decencia de quitar la cartera de ministra a a esta señora, resulta que el siguiente paso fue...¡incluirla en las listas del PSOE para el Parlamento Europeo! ¡Y de número 3, nada menos! Lógicamente salió elegida, así que, hala, de eurodiputada a Bruselas, a vivir como una reina.

Pero lo que me ha terminado de tocar las narices es que la cosa no quedó ahí, parece que ser eurodiputada no era suficiente premio para tan ilustre personaje, así que este verano ha recibido de premio otro puestazo: vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones.

Os cuento, España y Portugal comparten un jugoso cargo en la dirección de ese banco, y como el portugués que ocupaba ese sillón hasta el momento tuvo que dejarlo (para irse a otro cargo mejor, por supuesto) y ahora nos tocaba a los españoles "colocar" a alguien, pues quien mejor que nuestra querida ex-ministra.

Así que ahí la tenemos, de vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones, con una retribución, según la prensa, al nivel de los comisarios europeos, esto es, más 20.000 euros al mes. Y durante un periodo de 6 años que probablemente se conviertan en 12, porque España designa por dos mandatos y Portugal por uno, que para lo que nos interesa bien que son 'espabilaos' nuestros políticos, ya me gustaría a mí la misma eficacia cuando negociamos los acuerdos de pesca con Marruecos o la política agraria común en Bruselas.

Y otro dato muy ilustrativo que no me resisto a dejar de contaros, ¿sabéis cuantos vicepresidentes tiene ese bonito banco europeo? ¿2, 3, 4? No, hombre no, más, que hay mucho trabajo que hacer y muchos países con políticos que recolocar: 8. Ni más ni menos que 8 vicepresidentes. Tócate los pies, mariloli. Para que luego nos digan que nos apretemos el cinturón, que hay que hacer un esfuerzo, que nuestro sueldo tiene que bajar, que la edad de jubilación hay que retrasarla, etc.

Mecagoentó. Lo único bueno que tiene ese nombramiento es que el socialista que va a sustituir a Magdalena en el Parlamento Europeo es Sergio Gutiérrez, un joven toledano del que he oído hablar muy bien. En Sergio, además, se dan dos circunstancias que mejoran mucho su currículum: es de Escalona, pueblo cercano a Garciotum (el pueblo de mi padre) y vive en mi misma calle, tan sólo un par de casas más abajo.

Bueno, y ahora os dejo que quiero llevarle a Sergio unos dulces que acabo de preparar y, ya de paso, también mi currículum. Lo primero es un detallito para felicitarle por su nuevo curro y lo segundo para que sepa que si algún día le hace falta algún zoquete para cubrir un puestecito en Bruselas no hace falta que vaya lejos a buscarlo, que aquí estoy yo.

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